EL CAMINANTE (HAY QUE SEGUIR)

EL CAMINANTE
(HAY QUE SEGUIR)


El caminante luego de la enseñanza de su Dios, decidió seguir el camino, y regresar a su villa la paz, donde fue recibido por la gente que más lo quería, y que estaban ahí para ayudarlo a sanar sus heridas, escuchar su historia y aliviar su alma y corazón, que aquella falsa princesa había dejado sin vida.

El caminante seguía triste, pues había escuchado a su Dios, y aceptado el consejo, pero era difícil poder practicarlo, pues cuando se ama como lo estaba haciendo el caminante, todo consejo puede ser una gota más en el mar.

El caminante recibió también los consejos de su familia y amigos, quienes coincidían con el consejo que había entregado Dios al caminante, pero el dolor no pasaba el olvido no llegaba.

Dios volvió a conversar con el caminante una vez más para entregar sus consejos y poder aliviar el alma errante del caminante, Dios sabia que aquel caminante era un hombre bueno y siempre mereció lo mejor, pero también sabia que debía probar de lo malo, para cuando llegue la verdadera princesa, valore aun más la bendición que le seria entregada y aprecie la enseñanza más grande que debió aprender con dolor, el amor verdadero nunca se va.

Dios sabia que la princesa que llegaría, seria eterna, pero solo el seria capaz de verla y recibirla, pero esto solo seria así, si antes acepta la lección y olvida el rencor por aquella falsa princesa, dejando que la vida continúe, solo entonces podría encontrar y recibir a la compañera de vida, a la única princesa.

El caminante vio nuevamente a su Dios junto a el,

Señor es muy difícil seguir, fue lo primero que dijo el caminante,

Lo se, le dijo Dios, es muy Difícil cuando se ha amado con todo lo que se tiene a alguien que no lo hizo igual, es muy difícil ver que el amor quedó en el vació, y que todo terminó y no existe salvación, hijo lo sé.

El caminante no entendía las palabras de su Dios, pues estaba aceptando lo duro que era su situación, el caminante volvió a preguntar,

Mi Dios, pero como puedo seguir, mi alma esta desnuda y mi corazón no siente nada.

Dios respondió, Hijo, es difícil, te dije, pero debes seguir, mi designio fue que tendrás una princesa, una mujer que te va amar como tu lo harás con ella, como ya lo hiciste, y serás el guardián de esa historia, serás el guardián de tu propio paraíso, paraíso que lo compartirás con una princesa de verdad.

La charla continuó, pero como la encontraré maestro, pregunto el caminante,
La encontraras respondió Dios, solo tienes que dejar el pasado y seguir con tu vida, ella te estará esperando, en algún camino, en algún lugar, donde ella te verá y tu lo harás igual, y en ese momento, sabrán que la historia fue escrita para que sus caminos se crucen y sean uno solo, sean príncipe y princesa, y vivan un sueño verdadero.

El caminante seguía incrédulo, pues el amor que sentía no lo dejaba ver la realidad, pues el creía que estaba en un sueño que se había tornado en una pesadilla y que pronto despertaría y seguiría con aquella “princesa” que había conocido años atrás, y todo seguiría siendo felicidad, como meses atrás lo había sido, despertaría y ella estaría a su lado y el junto a ella, como siempre, viviendo el día a día, luchando por sus sueños y no muriendo por ellos.

El caminante sentía aún amor infinito por aquella aprendiz, que había tratado de hundir su alma en una larga oscuridad, aún la amaba con su vida, y sufría por aquello, pues su corazón no entendía de razones y consejos que llovían sobre el, lo único que tenia claro es que adoraba aquella aprendiz que para el era aún su princesa, en su corazón no existía más espacio que para el amor que sentía por aquella mujer.

Dios insistió, hijo la princesa que fue creada para vos te esta esperando, debes seguir, yo guiare tus pasos, no tengas miedo, nunca te abandonaré, la princesa también te necesita, pues la mitad de su “yo” para estar completa, eres vos, y necesitas completarla como ella lo hará contigo, debes seguir hijo mío, dijo Dios, no debes desviarte de tu camino, aquel camino que seguiste meses atrás, era un callejón sin salida, lo descubriste a tiempo, aquella mujer que te acompañó no es una princesa, te lo demostró con dolor y debes aprender la lección, debes estar feliz porque ahora conocerás a la princesa de verdad, que no te hará daño como lo hizo aquella mujer, que te demostró el significado del amor de verdad, hijo adelante, debes seguir, sentenció Dios.

El caminante, hizo caso a su Dios, amaba aquella mujer que recorría ya otro camino pero debía seguir, debía iniciar un nuevo camino donde encontraría a su princesa de verdad, el caminante decidió seguir, sabia que era muy difícil, una montaña muy alta por escalar, pero debía hacerlo, los sueños aguardaban, y la princesa lo esperaba al otro lado para ser felices.

Preparó sus cosas para partir la mañana siguiente, el caminante tenia en su corazón una mezcla muy grande de sentimientos que debía aclarar, fantasmas que debía vencer, y miedos que debía superar, el caminante tomó lo suyo y partió, la estación la soledad lo esperaba para abordar el tren de la esperanza, juró no regresar más, su destino solo el destino lo sabia, donde buscaría iniciar su nuevo camino.

El caminante abordó el tren y dejó atrás la soledad en busca de la felicidad, en busca de un nuevo sueño que le regrese la vida, y principalmente en busca de la princesa prometida, que seria la verdadera princesa quien si merecería su vida.



“Cuando se ama de verdad, se es capaz de escribir un nuevo destino solo por estar con el ser que se ama…”

JALE

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