EL CAMINANTE (EL TREN DE LA ESPERANZA)

EL CAMINANTE
(EL TREN DE LA ESPERANZA)


El caminante abordó el tren de la esperanza, se despidió de los suyos con una sonrisa que aún era triste, pero con esperanza de que este sentimiento pronto desapareciera.

El caminante esperaba a que el tren parta, sentado al lado derecho, por su ventana veía recuerdos que aun le hacían daño pero sentía que Dios estaba a su lado, iba ser su compañero de travesía, así lo había prometido y eso lo tranquilizaba.

El tren partió, el caminante no sabia cual seria el destino, tan solo debería seguir las señales que Dios le mostraría, debía estar con un corazón sano, antes de encontrar a la princesa, para esto debería recorrer muchos lugares y recibir enseñanzas que sanarían su corazón, el cual debía entregar a la princesa verdadera, quien lo recibiría para cuidarlo, y entregaría el suyo para que el caminante lo haga igual.

El tren partió rumbo a un pueblo cercano, que el caminante alguna vez lo había visitado, el caminante sintió miedo, pues los recuerdos malos podrían regresar y el dolor estaría de vuelta.

Pero Dios hablo: hijo la primera lección que debes aprender es que debes afrontar lo que sucedió, eres un hombre fuerte y bueno, y el pasado es tan solo eso, PASADO, no es un terreno fértil donde puedes pisar, los recuerdos solo te servirán para ver los errores y poder enmendar, los recuerdos en su momento regresaran pero no te harán más daño.

El caminante luego de las palabras de su Dios, decidió no responder, pues esa enseñanza la había aprendido años atrás, pero hoy la había olvido, y quien si no su maestro para recordársela.

El caminante decidió afrontar los recuerdos, pero en el campo del presente, pues el pasado no servia de nada, los recuerdos fueron llegando uno a uno, pero estos no lograron su objetivo, ya el daño que habían logrado meses atrás hoy les seria imposible repetirlo, el caminante estaba firme en su decisión de seguir, con la compañía de su maestro, todo mal seria desechado.

El caminante había superado la primera lección, en su camino hacia su recuperación, en la búsqueda de su princesa real.

Dios le habló al caminante por unos segundos, Hijo, eres un caminante bueno, las lecciones moldearan tu corazón, el pasado ya pasó y ahora el camino es tuyo, el presente esta aquí, moldéalo para que tu futuro sea el ideal.

El tren pasó por aquel pueblo que le trajo recuerdos, pero los supero como un guerreo de la luz, no odiando el pasado, sino aceptando y aprendiendo de los errores que en aquellos días cometió.

El tren siguió rumbo a otros lugares, pasó por lluvia y sol, calma y bulla, pero el caminante sentía algo en su corazón, ya la calma estaba llegando a el, pero así también sentía que su pasado por alguna rara razón estaba por regresar al presente, pidió consejo a su maestro

Pero Dios tan solo dijo, debes esperar y estar listo para las tentaciones que vendrán.

El caminante por un momento sintió miedo, pues no entendía del todo las palabras de su Dios, pero decidió esperar, el primer día había concluido y la primera lección con el.

Los días fueron transcurriendo, el caminante conoció muchos lugares, muchas personas, que contribuyeron en su recuperación y enseñanza, entre ellas existían personas que sabían de lo ocurrido con el caminante, quienes se acercaron para hablar con el, pero el caminante prefirió evitar el tema, lo intentaron varias veces y una de ellas lo consiguió, el caminante era incrédulo de lo que aquella mujer decía, pues hablaba de la falsa princesa, aquella mujer a quien el caminante había amado con su vida, había sido quien había derramado maldiciones y ofensas sobre el, todos los pueblos habían sido testigos de las historias que la aprendiz se había encargado de hacer creer a los que no conocían realmente al caminante, solo ofensas salían de la boca de aquella aprendiz hacia el caminante, pero la gente que lo conocía, tan solo despreció aquellos comentarios, pues conocían al caminante, y más aun conocían quien era realmente aquella mujer y nunca le creerían nada.

El caminante por un momento sintió que su corazón nuevamente era herido, se sentó en el rió de aquel pueblo donde había arribado el tren, lloró una vez más, esta vez ya no por el amor que sentía por aquella mujer que nunca correspondió, esta vez las lagrimas eran por no saber, si lo vivido con aquella mujer había sido real o un sueño, pues no podía comprender como alguien, que el sintió tan bueno, hoy puede ser tan malo y solo hacer el mal, el caminante sentía que lo vivido durante todo aquel tiempo solo fue un sueño y que todo fue un triste sueño, nada fue real, pero Dios intervino una vez más.

Hijo, esta es tu segunda lección, te dije que tendrás tentaciones, las cuales deberás superar,

Pero padre, respondió el caminante, por que más tentaciones, yo he seguido mi camino, no he regresado mi mirada hacia atrás, me desprendí de su vida como me lo pidió, por que hoy recibo de aquella mujer y de los suyos este tipo de agresiones, maldiciones, ofensas y más mentiras, solo quiero la tranquilidad que este camino me da.

Hijo, continuó Dios, en el mundo hay buenos y malos, estos últimos que mal llaman malos, no son más que buenos, que están confundidos, que viven una lucha interna por salir de su confusión, pero que solo lo harán cuando vean en su corazón que el mal no lleva a ningún lado, y que odio es tan solo la alegría de los villanos y acomplejados.

Hijo las maldiciones que te puedan decir en mi nombre o en nombre de quien sea, no te afectaran, porque lo que yo quiero para vos ya fue escrito y llegará para tu bien, hijo el daño de una maldición radica en la tristeza que pueda sentir el corazón de quien maldice, pero el daño será en corazón propio, mas no en ajeno, hijo el camino es largo y debes seguir, aquella mujer y los suyos tendrán más pruebas para vos, tan solo tienes que ser sabio para no caer en la tentación, del odio, fanatismo y rencor, yo puedo ser
nombrado de tantas maneras y pueden hacer el mal, usando mi nombre, pero hijo, si vos tienes amor en tu corazón estaré contigo siempre, todo aquel hombre que haga el bien y tenga amor para entregar, estará conmigo, sin importar con el nombre que me quiera llamar, soy uno solo, pero soy amor no odio.

El caminante seguía a orillas del rió azul, las lagrimas se confundían con la vida de aquel rió que era testigo junto a Dios de lo que sentía el caminante,

Dios le dijo, Hijo, adelante, el tren está por partir, esta es tu segunda lección, aún queda tiempo y mucho por aprender, debemos seguir.

El caminante vio que su tren se disponía a partir una vez más, ahora hacia un lugar nuevo que de seguro le traería nuevas enseñanzas, nuevas experiencias, y que no las podría dejar ir, pues seguro en una de esas podría tener la oportunidad de conocer a la princesa verdadera, que seria su compañera de vida para la eternidad.

El caminante se levantó de la orilla del río azul, aquel amigo que junto a su Dios fue testigo de la segunda lección de vida, enseñanza que el caminante debería aprender para poder seguir el camino, rumbo a su destino final, su princesa.

La última lección había sido muy dura para el caminante, pues el aún no comprendía el por que la vida tenia estos devenires, que lo habían dejado sin piso, sin saber si lo vivido fue real o tan solo un sueño hermoso que tuvo tan solo un final triste, Dios observó el regreso del caminante hacia el tren, el río quedaba atrás, esperando verlo de regreso con su sueño hecho realidad, para ser testigo ahora de la unión de dos seres que fueron creados para ser uno solo, para ser felices de verdad, para regalarse amor verdadero.

Dios Sabia que la ultima lección no había sido comprendida del todo por el caminante, e intervino un instante antes de abordar el tren,

Le dijo, hijo, se que tu corazón aun esta afligido, y es normal, aquel que llora no deja de ser valiente, lo deja de ser si no decide seguir y se rinde sin luchar,

Padre lo sé, respondió el caminante, he caminado mucho hasta estar aquí, y lo seguiré haciendo hasta encontrar mi destino, tan solo hoy no entiendo del por que los seres humanos pueden pasar de amor al odio, no se como un ser humano puede odiar en tu nombre, como alguien que ama puede hacer daño, padre no lo entiendo.

Hijo, no trates de comprender la vida, solo vive, y busca la felicidad amando y haciendo el bien, no pienses en lo malo, las tentaciones estarán siempre en la vida, por ahora tienes una muy fuerte, que la estas superando de apoco, no debes caer en el mismo error de aquellos que odian en nombre del amor, que maldicen en mi nombre, mis enseñanzas te dirán que hacer, yo nunca te abandonaré, debes ser feliz hoy más que nunca, que solo tienes tentaciones en tu vida y ya no una cruz que no era la tuya pero que decidiste cargar en nombre del amor.

El caminante entendió la segunda lección, el amor no es odio, y este ultimo solo daña el corazón de quien lo tiene, Dios es uno solo, en cualquier religión, pero Dios es amor no odio, y lo más importante, las tentaciones de los malos (buenos confundidos) siempre estarán, solo hay que ser firmes y seguir en busca de nuestro destino final, el caminante sabia que su destino final era su princesa verdadera y se prometió luchar con todo para lograrlo.


“El odio y el fanatismo no llevan a nada, tan solo amargan más el corazón de alguien que de por si esta enfermo…..” JALE



JALE

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