EL CAMINANTE (EL VALLE DEL OLVIDO)

EL CAMINANTE
(EL VALLE DEL OLVIDO)



Las enseñanzas de Dios habían sido muy difíciles de entender para el caminante, pero sin embargo las había aceptado, y las haría reglas de vida.

El tiempo fue pasando, los días transcurrían, en el tren todo era igual, el tiempo pasaba inexorablemente y el caminante no entendía del por que Dios no le entregaba una nueva enseñanza, que le permita seguir sanando su corazón, que si bien se estaba recuperando, pero aún necesitaba completar la tarea.

Dios observaba al caminante sin que el perciba que lo estaba haciendo, Dios analizaba y cuidaba cada uno de los pasos que el caminante daba, el maestro quería que el caminante tenga un tiempo solo, sin lecciones aparentemente por aprender para que analice todo el camino que había recorrido.

Cierto día el caminante despertó con una duda muy grande, quiso comentársela a su Dios, pero prefirió llegar a una conclusión propia antes de hablar con el.

El caminante se despertó del todo y se dirigió hacia el final del tren, donde se permitía ver el bello paisaje del valle del olvido que por aquellos días recorrían.

El caminante tomó una tasa de mocaccino y empezó a analizar su duda, si bien su maestro le había permitido regresar al pasado, pues también sabia que lo debía hacer con mucho cuidado, y librar esta nueva batalla en el campo del presente sabiendo que el pasado no es un terreno fértil y que solo nos sirve para enmendar nuestros errores.

El caminante empezó a recordar a la mujer que tanto amo, aquella que la hizo su princesa, y por un momento sintió miedo de regresar al pasado, a revivir aquellos momentos que casi lo destruyeron, miró el horizonte y vio dibujado el rostro de aquella mujer en la montaña del perdón,

Dios apareció junto a el, y le dijo, hijo si crees que esto te hará bien adelante, tienes el libre albedrío para hacerlo, solo piensa que cada paso que des, debe ser un paso firme y seguro, y en un terreno fértil.

El caminante no había entendido las palabras de Dios, quiso preguntarle de vuelta a su Dios pero ya había desaparecido.

El caminante volvió a su duda, por que se termina una relación cuando hay amor, que significa la palabra hubiese, que significa un podría, el caminante pensaba que el amor lo podía todo, que era la fuerza que mueve el mundo, el caminante creía que aquel que esta enamorado y llega a sentir la fuerza del amor puede ver el rostro de Dios.




El caminante recordaba que aquella mujer días antes de su partida había jurado amarlo, había prometido amarlo para siempre y le decía que soñaba con formar una familia, el caminante recordaba cuando veía la felicidad en el rostro de aquella mujer, y esto lo alejaba más de aclarar su duda, mientras pensaba en el pasado alguien se acercó y le preguntó si podía compartir del paisaje con el, el caminante quería estar solo para aclarar su duda, pero no podía negarse a tal solicitud.

El caminante hizo un espacio para el recién llegado, recogió su mocaccino y lo invitó a sentarse, le ofreció algo de café y este lo acepto con gusto, voy para aldea del fuego, es un pueblo muy pequeño que esta muy cerca del valle del olvido, dijo el recién llegado,

Y vos le pregunto al caminante,

Para donde el destino me lleve respondió,

El recién llegado no lo entendió y volvió a preguntar,

Y donde crees que el destino te va a llevar,

No lo se respondió el caminante, tan solo caminaré hasta encontrar a mi princesa, para esto debo caminar y vivir mi historia personal, el recién llegado seguía sin entender nada, y prefirió no preguntar más y tan solo escuchar lo que el caminante tenía que decir.

El caminante luego de unos segundos siguió con la charla, el destino a veces nos da vuelta todo y nos pone en situaciones que no entendemos, ahora estoy en este tren, viviendo mi historia personal, buscando recorrer los caminos necesarios para sanar mi corazón y encontrar a mi princesa verdadera, que me muestre que el amor verdadero existe y que el amor verdadero nunca se va.

El recién llegado empezó a entender lo que le pasaba al caminante, sabia que hablaba de una historia de amor, que nunca fue, pero que afligía su corazón, este hombre de quien no se había preocupado el caminante de preguntar su nombre, le dijo al caminante,

No me conoces ni yo a vos, tan solo soy un pasajero más de este tren de la esperanza y hoy tu destino y el mió nos ha puesto en esta situación, y siento la necesidad de hablarte de una enseñanza que algún día con lagrimas me tocó entender, todo en nombre del amor.

Amigo caminante, cuando se ama de verdad es lo más bello que alguien puede sentir, se siente dicha, se siente paz, se siente que Dios esta más cerca de uno, pero así como el amor puede hacer feliz a una persona, también lo puede hacer desdichado y destrozarle el corazón, pero aquel que ha amado de verdad sabe que el riesgo vale la pena, pues cuando se ha entregado amor puro y honesto, lo que sucede luego, no importa del todo, pues lo vivido lo vale, sé también que cuando un amor termina el corazón siente morir y no encuentra camino por el cual seguir, cuando un amor termina, el dolor brota de lo más profundo del alma y las preguntas vienen como torbellino, por que se termino?, por que se fue?, pude dar más?, volverá a mi?, me engañó?, podré seguir?, son millones de preguntas que se quedan sin respuestas, la más dura de hacer, me amo de verdad?, pregunta que nunca tendrá una respuesta verdadera, tan solo una respuesta baga que uno mismo responde, nunca me amo como yo lo hice con ella.

El caminante no lo podía creer, como aquella persona sabía lo que le estaba sucediendo en este preciso momento a su corazón, el caminante solo atinó a decir,

Pero lo que vivíamos era maravilloso, yo la amaba y ella a mí, yo siempre busque el bien y ella igual,

El recién llegado levantándose le respondió, me debo ir, la aldea del fuego esta adelante, pero amigo caminante, tan solo recuerda que el amor así como es felicidad también duele, pero sobre todo, recuerda que tan solo puedes estar seguro de tus sentimientos, a veces cuando se ama se comete el error de creer que se puede saber lo que piensa el ser amado y eso nos lleva a equivocaciones que nos hacen daño, pensaste que esto nunca se terminaría, por que creíste que el amor de aquella mujer era tan puro como el que vos sentías, pensaste que tus sueños eran los de ella, pensaste que el amor que vos sentías por ella era igual que el que ella sentía por vos, y hoy te das cuenta que nunca fue así, recuerda que en el amor solo puedes estar seguro de tus sentimientos.

Aquel mortal que había dejado una enseñanza tan grande se levantaba con su mocaccino en la mano y extendió una mano al caminante diciendo,

Adelante amigo, el amor duele, pero está en vos seguir caminando, seguro un amor nuevo llegará, la princesa que dices fue creada para vos y hoy buscas, llegará si tu corazón esta sano para ella, te bendigo y se que lo lograrás, adelante, el caminante estrecho su mano y se despidió.

El caminante había recibido una nueva lección, esta vez no por parte de su Dios, un mortal había sido quien le había mostrado la puerta de entrada para aclarar sus dudas, el caminante prefirió seguir sentado, la aldea del fuego quedaba atrás y el valle del olvido estaba por aparecer.

El caminante pensó en las palabras que aquel mortal le había entregado, y recordaba que el amor que había sentido por aquella mujer, había hecho que se conviertan en uno solo, los sueños, los ideales, los principios, habían dejado se ser caminos diferentes para ser uno solo, dos cuerpos, dos corazones, dos almas que se fundieron en uno solo, en nombre de amor verdadero, pero ahora, lo había comprendido, ese fue el principio del final, el caminante había pensado que aquella mujer sentía lo mismo que el, y hoy comprendió que no se puede estar seguro de nada, tan solo de lo que uno siente, cuando el amor no es verdadero.

El Valle del olvido estaba justo en frente, Dios apareció una vez más,

Hijo prepárate para desembarcar, el tren de la esperanza no seguirá hasta en una semana, deberás buscar refugio en el valle por esta semana, hasta retomar nuestro camino.

El caminante quería conversar con su maestro sobre lo aprendido, aquel mortal le había dado una gran enseñanza, y quería el consejo de su Dios, pero el maestro desapareció dejando que el caminante continúe aclarando sus ideas.

El caminante desembarcó, el Valle del olvido era un pueblo hermoso, sus calles polvorientas, un sol que menguaba el tibio frío, los árboles con sus hojas verdes, pajarillos que con su silbido llamaban a la paz.

Hola me llamo María, alguien dijo,

-el caminante regreso su mirada con sorpresa-

Hola me llamo María repitió, una mujer de aproximadamente 26 años, creo que necesitas un lugar donde esperar la partida del tren, te puedo ofrecer refugio, dijo.

El caminante sabia que había sido muy confiado en el pasado, pero también sabia que no podía juzgar el presente en base a un pasado, que malo o bueno tan solo era pasado.

Si, dijo el caminante, estoy de paso, me quedare hasta la partida del tren.

Maria se acercó y extendió su mano, el caminante lo hizo igual y se saludaron.

Te enseñaré donde te puedes quedar, puedes quedarte toda la semana sin ningún problema dijo María.

El caminante le extrañaba tanta hospitalidad a un extraño, para el no era normal.

Mientras caminaban el caminante no pudo esperar más su duda y preguntó.

Disculpa María, pero me asombra tanta hospitalidad, soy un extraño y no creo que esto sea normal.

Maria respondió con una sonrisa, amigo, en el Valle del Olvido somos gente buena, hospitalaria, que sembramos el bien para cosechar la felicidad siempre, es por eso que a las personas que están de paso, siempre les ofrecemos refugio, pues somos gente buena que siempre compartimos lo mucho o poco que tenemos con todos quienes lo necesiten.

El caminante se sintió más tranquilo y siguió caminando junto a María.

Y por que el nombre del valle, olvido es una palabra muy triste dijo el caminante.

Maria volvió a sonreír, el valle lleva el nombre del olvido no por ser un pueblo olvidado, este valle lleva el nombre porque hemos olvidado todo lo malo que en nuestros corazones nos hacia daño, hemos aprendido a deshacernos del odio y de lo malo, nuestros corazones han logrado olvidar el daño que nos han hecho, amores no correspondidos, amistades falsas, cosas que afligen y hacen sufrir al corazón y al alma, el olvido nos a permitido perdonar y vivir en paz.

El caminante por un segundo sintió un leve dolor en su corazón, pero no prestó atención, pues las palabras de María eran tan preciosas que merecían toda su atención.

Este va ser tu hogar por esta semana dijo María, el caminante no le interesaba por ahora su lugar de descanso, tan solo quería seguir escuchando más sobre el olvido, pues sentía que era lo que necesitaba para sanar su corazón por completo.

Yo vivo en frente, todo cuanto necesites me lo puedes pedir, yo estaré visitándote para saber de tus necesidades, por ahora debo regresar a la comunidad, pero regresaré al atardecer.

El caminante aceptó y entró a la casa que le había indicado Maria, era un lugar muy acogedor, pero no pudo ser apreciado del todo por el caminante, pues solo pensaba en el regresó de María para saber más sobre el olvido.

El caminante arreglo sus pertenencias y tomó una siesta a la espera del atardecer.



“El amor verdadero, convierte dos cuerpos, dos corazones, dos almas en uno solo…..”

JALE

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